El continente americano ofrece al observador un abanico amplio de paisajes geográficos. Desde la llegada de los primeros conquistadores americanos hasta los exploradores europeos del siglo XIX, la diversidad y riqueza geográfica del continente sedujo siempre a los viajeros. Esta riqueza se expresa, entre otras cosas, en las inmensas reservas de recursos naturales que posee América, detalle no menor al momento de proyectar el futuro productivo de la región. Las riquezas naturales son el sostén de nuestras economías locales y regionales, lo que demanda un cuidado y manejo racional por parte de cada país, lo que en ejes anteriores hemos conocido como economía sustentable (utilizar los recursos naturales pero sin agotarlos).
Esta variedad geográfica se complementa con la existencia de diversos paisajes humanos y culturales, lo que convierte a nuestro continente en un verdadero abanico patrimonial y cultural. Como tal, esta tierra exige el desarrollo de estrategias de preservación complementadas con la búsqueda de políticas económicas que permitan alcanzar mayores niveles de calidad de vida de los diferentes sectores sociales que forman parte las sociedades latinoamericanas.
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